Mi viaje comenzó en las tardes tristes de domingo. Cuando empecé mi coche y dejé haciendo aire. Regresé a mi casa para decir adiós a los niños y mi amada. Y llegó el momento de salir a la carretera.

Los niños con caras muy tristes, parecían querer llorar. Me preguntarán ansiosamiente por el día que volvería. Con el corazón roto diría, “no tengo intención de tomar, pero ciertamente voy a volver, cuando sólo Dios puede decir.”

Mi esposa vino corriendo hacia mí con la triste sembalnte pero al mismo tiempo alegre, ella me sostiene de la mano y comenzó una hermosa oración.

Luego jugué en mi cuello y me dio un gran abrazo. Con lágrimas en los ojos, dijo: “Mi amor , ve con Dios.” Me deseó buena suerte.

Así que saqué mi camioneta, y los primeros kilómetros de la ciudad comenzó a recordar a mi querida familia, ya me dio nostalgia. Parecía que pasaron una eternidad.

Con mi corazón lleno de dolor, lo que más me dolió fue cuando miré a la derecha y vi la imagen de mis hijos impresos en el retrovisor.

Sí, mi profesión hace sofre. Machuca muchos corazones y deja muchos heridos. Pero con todas estas dificultades veo que siguen en pie, para saber qué es donde me tomé mi sustento.

Pero como dicen en una canción, el destino es cruel y traicionero. Y no fue tan amable con este conductor de pobre conductor de camión. El triste hecho ocurrió esta mi carrera. Ella quedaría en mi memoria para siempre, como la página triste de mi historia.Pero como dicen en una Musca, el destino es cruel y traicionero. Y no fue tan amable con este conductor de camión pobres. El triste hecho ocurrió esta mi carrera. Yo me quedaría para siempre, como la página triste de mi historia.

En una estación de combustible. En la ciudad de Ponta Pora, conocí a unos amigos, uno de ellos me mostró a un hombre. Hablé con él, no sabia que había comenzado mi horror.

Recibí de este caballero, una propuesta diferente y tentadora. Luego creció en mí, una avaricia devastadora. Sin pensar en mi familia, en el pecho sólo había ambición. Fue entonces dejé poner drogas en mi camión.

Pero hoy he aprendido una lección, que aún con todas las dificultades, el dinero deshonesto sólo trae la maldición. Y a causa de la codicia, la ambición y la vanidad, lo que yo gané fu perder mi libertad. 

Dejó entonces esta mensaje a todos los brasileños, especialmente mis hermanos camioneros, que el dinero adquirido en crimen nunca conduce a nada. He perdido la sonrisa de mis hijos y los brazos de mi amada.

Jânio Aparecido de Souza

APAC de Itaúna

 

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